Ya hemos visto que los elementos básicos de una pieza de bolillos son las torsiones, los trenzados y las uniones o enlaces.
Los enlaces son elementos comunes a todos los tipos de bolillos, puesto que son los distintos modos de unir los hilos -pasadas o engarces- cuando el diseño lo pide.
Vamos pues a centrarnos en las torsiones y los trenzados, pues son éstos los que marcan los distintos tipos de encaje de bolillos.
TORSIONES
De las torsiones de la pasamanería, hechas con tres hebras, surgen los antiguos guipures que dan lugar a dos familias de amplia extensión: los encajes de guipur y los numéricos.
El encaje de guipur se hace cubriendo las tres guías que hacen de urdimbre con única hebra. La hebra que hace de trama gira en espiral alternadamente por encima y por debajo de las guías. Así esta técnica se hacen rectángulos y hojitas lanceoladas.
Los diseños de guipur pueden estar hechos sólo con hojas de guipur o bien se combinan con fondos.
Cuando los motivos de guipur ocupan vanos los fondos generalmente están hechos con torsiones y trenzas, éstas adornadas muchas veces con pequeñas anillas y en los cruces se hacen milanos -vilanos o arañas- de forma triangular.
Otra manera es hacer primero los fondos -a punto de lienzo o medio punto- y superponer sobre ellos las hojas de guipur.
Encajes de guipur son los de Puy -que pasa a Madagascar- y Cluny en Francia y los de Génova y Venecia en Italia.
En España se hacen encajes de guipur en Camariñas y Almagro.
Los encajes numéricos son aquellos hechos con estrechas cintas tejidas a punto de tela con doce pares de bolillos de los cuales uno se utiliza como trama.
Normalmente estas cintas llevan un giro en los pares penúltimo y último antes de clavar el alfiler y otra vez al empezar la vuelta, con ello se consigue un efecto decorativo de calado muy gracioso, como una vainica.
Las cintas rectas se pueden utilizar para hacer el llamado encaje del renacimiento.
En este encaje una o varias cintas siguen un dibujo ondulante de movimientos curvos que se mantienen en su sitio haciendo enlaces entre las evoluciones de las cintas generalmente con el punto de racroc. En el dibujo pueden existir volutas independientes, pero siempre se utiliza el mismo punto de tela para hacer las cintas.
Metodológicamente se distinguen los encajes numéricos en puros y evolucionados.
Se consideran numéricos puros los rusos y los eslavos y los españoles. En ellos las evoluciones de las cintas se enlazan con el punto de racroc.
En España ha desaparecido la tradición en Talavera de la Reina (Toledo), pero en Cataluña aún se producen y sobre todo son exquisitos los que se hacen en Hinojosa del Valle (Badajoz), que actualmente está recuperando con fuerza la tradición.
Los encajes numéricos evolucionados están hechos con cintas más anchas que en los puros, hasta de veinticuatro bolillos, lo cual permite poner algunos adornos interiores en los galones y también utilizan bridas de torsiones o trenzados para los enlaces. Los más famosos son los de Milán, Holanda y el llamado Flandes antiguo. De este último derivan a su vez los encajes Duquesa, Valenciennes y Binche, que dan origen a otros todavía más complejos.
ENCAJES TRAMADOS
Los trenzados de la pasamanería son la base de los encajes tramados. Los trenzados de bolillos se hacen con cuatro hebras donde no hay urdimbre vertical, y así se consigue una pleita sesgada.
Los encajes tramados se subdividen a efectos metodológicos en puntas, torchón y encajes de fondos decorados.
Las puntas están formadas por trenzas que van desarrollando el dibujo geométrico.
Este tipo de encajes aparecen en los retratos de personajes a fines del siglo XVI y en el XVII, variando poco el diseño aunque no así el tamaño que fue aumentando hasta alcanzar dimensiones enormes.
Se distiguen las puntas españolas -a bolillos- de las venecianas -a la aguja- en que terminan en un penacho trifoliado o cuadrifoliado.
Puntas de bolillos se realizaron en Génova y en España.
A la tradición popular pertenecían las puntas segovianas que muchas veces mezclaban colores y las de Acebo (Cáceres), que siempre se hacen en blanco.
Los encajes de torchón son los más extendidos y normalmente cuando se habla de aprender bolillos son los de este tipo los que se enseñan.
En el encaje de torchón se hace a la vez el fondo y los motivos en una banda continua y trabajando en diagonal. Los pares cambian de función, trama o urdimbre, según lo requiera el diseño.
El pie siempre es en zig-zag y los fondos son reticulados, siempre con el punto de torchón, que combina medias trenzas y torsiones.
La decoración se basa en formas generalmente geométricas que se repiten a lo largo de la banda.
Cuando hay decoraciones figurativas éstas son de movimientos suaves.
Los nombres de los motivos en España son muy variados y, en general definen la ornamentación: grandes y pequeñas hojas, grandes y pequeñas conchas o abanicos, etc.
La diferencia entre encajes populares y eruditos está determinada por el tipo de hebra que se emplee, porque los diseños no cambian.
El torchón popular se caracteriza por sus diseños de bandas estrechas, desde un centímetro a doce, que repiten los mismos motivos de tipo geométrico con motivos ornamentales generalmente sencillos. La hebra utilizada es blanca y sólida. Torchón popular se realiza en España, Francia, Bélgica y Brasil.
La vertiente popular en España estuvo extendida por todas las regiones, pero destacan algunas como Cataluña, Almería, Alicante, Toledo -del que deriva el de Brasil-, Cáceres y Salamanca.
Cuando estos mismos modelos se realizan con hebras de metales nobles, oro y plata, combinados con sedas de colores suaves se consideran encajes eruditos. Estos encajes de torchón metálicos se llaman Puntos de España y suelen ser de diseño sencillo pues el material empleado es poco flexible.
Parece ser que los primeros encajes de fondo decorado fueron simples redecillas que se adornaban con puntos hechos con aguja.
En España se conservan dos ejemplares que datan del siglo XIII, que están adornados con un punto cruzado hecho con aguja, llamado de Malta.
Los encajes tramados de fondos decorados se dividen en los antiguos y los evolucionados.
Los llamados puntos de París son ya encajes de fondo decorado evolucionados de los que derivan los de Amberes, Chantilly, Malinas y Lille. Este tipo de encajes tuvo una gran difusión a partir del siglo XVIII y han dado lugar a gran número de variantes que reciben el nombre de las ciudades que se hicieron famosas por su fabricación.
Entre los encajes de fondos decorados en España destaca la blonda catalana, que también se hizo en Almagro. Se utiliza casi exclusivamente para las mantillas y velos.
Este tipo de encaje se caracteriza por el uso de dos tipos de hebra, una muy fina y retorcida para los fondos y otra más gruesa y floja para los motivos en los que las hebras de los fondos se convierten en urdimbres y quedan completamente cubiertas con la hebra más gruesa, lo cual la acerca a los encajes de guipur. Los motivos son florales y se realizan a punto de tela, con leves adornos interiores a punto de rosa.
A grandes rasgos esta es una clasificación de los encajes de bolillos pero de hecho las cosas no son tan sencillas porque se mezclan hojas de guipur con cintas y con fondos decorados. Los diseños de los centros famosos se copiaron una y otra vez en otros lugares, lo cual da idea de la vitalidad que hasta hace pocos años tenía esta artesanía. Ahora parece que revive nuevamente la afición por los bolillos como actividad de ocio. Es esta una gran oportunidad para, sin desdeñar las innovaciones, recuperar los diseños antiguos y devolverles una nueva vida.
No comments:
Post a Comment